“Haz paz en tu interior, y el cielo y la tierra estarán en paz contigo"
¡Pongamos esa santa verdad en nuestros corazones, porque este es el tesoro espiritual que los Santos Evangelios y los textos patrísticos nos ofrecen para la salvación de nuestras viles almas!
Estemos atentos y perseveremos, de forma que no nos desviemos del propósito de nuestra vida y mañana tengamos que llorar amargamente. Debemos mantener en mente todo esto y vivir cada día como si fuera el último. Nuestro propósito es uno: llegar a conocernos a nosotros mismos y a nuestros propios errores, culpándonos por todos y cada uno de ellos, juzgándonos y concluyendo que solamente nosotros somos los responsables de nuestras faltas, y nsoslayando la presunta culpabilidad de nuestro semejante. Los Padres dicen: “Si buscamos tener paz en nosotros, intentando contentar a los demás, nunca alcanzaremos esa paz”. En otras palabras, si queremos obtener la paz de los otros, volviéndonos pacificadores, nunca más tendremos paz. Así, el hombre debe encontrar la paz en su interior.
“Haz paz en tu interior”, dice el anciano Isaac, “y el cielo y la tierra estarán en paz contigo".
¡Pongamos esa santa verdad en nuestros corazones, porque este es el tesoro espiritual que los Santos Evangelios y los textos patrísticos nos ofrecen para la salvación de nuestras viles almas!
(Traducido de: Comori duhovnicești din Sfântul Munte Athos, Culese din scrisorile și omiliile Avvei Efrem, Editura Egumenița, p.217)