¡Hijos, piensen siempre en Dios!
Aún desde muy pequeños, los niños deben acostumbrarse a orar antes y después de comer, antes y después de hacer sus tareas, antes de salir y entrar a la casa, así como antes de empezar cualquier actividad.
El obispo Teófano nos enseña a realizar todas nuestras actividades con la mente puesta en Dios, con un sentimiento profundo de que de Él dependemos. Con este hábito, el de hablar permanentemente con Dios, debe acostumbrarse a los niños. Así, por ejemplo, sucedió con la Piadosa Macrina, hermana de San Basilio el Grande. En su biografía se nos dice que, desde muy pequeña, solía orar incesantemente desde que se despertaba, al efectuar todas sus tareas, antes de comer, cantando y repitiendo salmos por la tarde y cuando llegaba el anochecer. Aún desde muy pequeños, los niños deben acostumbrarse a orar antes y después de comer, antes y después de hacer sus tareas, antes de salir y entrar a la casa, así como antes de empezar cualquier actividad.