Hoy es el momento para la cambio y el arrepentimiento, no mañana o pasado mañana
El “ahora” y el “hoy” están en mis manos, pero el “después” y el “mañana” están en las manos de Dios. Y si el “después” y el “mañana” estuvieran en mis manos, ¿qué senda hacia la salvación podría ser esa en la que primero pretendo ser herido y luego sanado, cometer ignominias y después corregirme?
Los que se dan cuenta de la vida errada que llevan y desean cambiar, muchas veces son vencidos y engañados por el enemigo con esta arma: “¡es la última vez...!”, “¡mañana, sí, mañana...!”, “¡voy a hacerlo y después me voy a dedicar con fervor a Dios y a la vida espiritual!”, “¡mañana comenzaré a enmendarme!”.
Hermano, esta es una trampa del enemigo que ha atrapado a muchos y sigue atrapando a otros tantos. Su raíz es nuestra ignorancia y nuestra pereza, porque frente a ella —de lo cual depende la salvación de nuestra alma y toda la honra de Dios—, no dedicamos todas nuestras fuerzas y energía en decir: “Hoy empiezo a llevar una nueva vida espiritual, arrepintiéndome por mis faltas... no mañana”. El “ahora” y el “hoy” están en mis manos, pero el “después” y el “mañana” están en las manos de Dios. Y si el “después” y el “mañana” estuvieran en mis manos, ¿qué senda hacia la salvación podría ser esa en la que primero pretendo ser herido y luego sanado, cometer ignominias y después corregirme?
Por eso, hermano, si quieres huir de ese engaño y vencer al enemigo, el mejor remedio es someterte a los pensamientos buenos e inspirados divinamente, esos que te llaman al arrepentimiento y te exhortan a que evites decir: “he llegado al límite y ya no puedo arrepentirme”. No, porque semejantes decisiones son equivocadas y muchos de los que han confiando sólo en sí mismos han sido engañados, quedándose sin arrepentirse, debido a muchas causas.
(Traducido de: Nicodim Aghioritul, Războiul nevăzut, Editura Egumenița, Galați, pp. 107-108)