Palabras de espiritualidad

Humilde, sí, pero también una soberana

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Translation and adaptation:

La mayoría de personas malinterpreta la sumisión de la esposa, ignorando que, al contrario, ella se somete como una soberana.

La mayoría de personas malinterpreta la sumisión de la esposa, ignorando que, al contrario, ella se somete como una soberana. Su acto de humildad está lleno de Gracia. El esposo debe amar semejante actitud en su esposa, y esta no debe asustarse por tener que obedecer. En las mismas oraciones del Sacramento del Matrimonio decimos: “¡Que su unión sea eterna!”.

Recuerdo que una vez, al celebrar este sacramento, cuando llegamos a la oración en la que el sacerdote dice: “Y que la mujer obedezca a su esposo”, todo el mundo se le quedó viendo inquisitivamente a la novia, y esta, abochornada, no pudo sino bajar la cabeza. No me gustó eso que vi; sin embargo, preferí guardar silencio. Pero, al comenzar mi homilía, dije: “He observado que nadie estuvo atento a mis palabras, cuando dije que el marido debe amar a su esposa. ¡Querida novia, si él no te ama, no le obedezcas!”. ¡No juguemos con las palabras! La esposa no es un juguete para el dormitorio o la cocina. La mujer, con su delicadeza, es libre y no obedecerá por siempre a un indolente. ¡No hay nada mejor que una buena mujer, y no hay nada peor que una mala mujer! Luego, debes ayudarla a ser buena. En el matrimonio todo es un don ¿y tú quieres tener una autoridad de hombre perturbado sobre tu esposa? Luego, ella permanece en un trono y espera que descubras sus valores.

Diré algo más: la madre da a luz, la madre hace renacer. Ella es quien se ocupa de los niños. Y, desde luego, utiliza el método más bello del instinto, del amor: es muy indulgente con su hijo. Si el chico crece lleno de energía y coraje, y se le mete en la cabeza que quiere salir a conquistar el mundo, ¿por qué no habría de hacerlo? Pero, al encontrarse con sus amigos empieza a sentirse inferior, porque al primer contacto con el mundo no fue capaz de vencer... y regresa llorando a buscar a su mamá. Y esta le dice: “¡No, hijo, tú eres un rey, tú has de conquistar el mundo!”. Así, la madre le da constantemente ese sentimiento de ser un héroe. Ella no lo hace por haberlo aprendido en algún sitio, sino porque ama a su hijo y no quiere que se convierta en un inútil.

(Traducido de: Arhim. Arsenie Papacioc, Viața de familie și diverse probleme ale lumii contemporane, p. 82-84)