Actualmente, cada corazón de mujer que desee ofrendarse a Cristo, tiene la posibilidad de hacerlo. De hecho, cualquiera puede ofrendar su amor a los hermanos más pequeños de Cristo. Así, se estarán asemejando a aquellas mujeres miróforas. Corriendo con sus vasijas llenas de mirra, ellas se dirigían a ungir con aromas el cuerpo yacente de nuestro Señor Jesucristo. Por eso es que se les llama “miróforas”. Y a ustedes les corresponde presentarle a Cristo sus vasijas de oro, llenas del incienso de su piedad para con los pobres, de su amor y su compasión. Elijan el camino de aquellas santas mujeres hacia Cristo; sigan a las santas mujeres miróforas, y llegarán a donde hoy ellas se gozan de la felicidad eterna.

(Traducido de: Sfântul Luca al Crimeei, Predici, Editura Sophia, Bucureşti, 2009)