Palabras de espiritualidad

Justo no es quien se encomia a sí mismo, sino aquel a quien Dios encomia

  • Foto: Tudorel Rusu

    Foto: Tudorel Rusu

¿En qué otra fe se hacen dignos los hombres de la incorrupción y del buen aroma del cuerpo después de morir?

Todos ensalzan su fe como si fuera recta, aunque recto no es quien se encomia a sí mismo, sino aquel a quien Dios encomia, de acuerdo a las palabras del apóstol (I Corintios 4, 5). Y a nuestra fe el mismo Dios la glorifica sin cesar, en sí mismo y en Sus santos. Acudan a las reliquias de los santos y verán a quién le pertenece la fe correcta y en cuál fe obra Dios semejantes maravillas: la fe ortodoxa.

¿En qué otra fe se hacen dignos los hombres de la incorrupción y del buen aroma del cuerpo después de morir? ¿En qué otra fe ocurren tantos milagros? Acudan al Piadoso Serafín (de Sarov), a San Sergio de Radonezh, a San Teodosio de Chernigov, etc.

¿O es que quieren obedecer a los intelectuales de nuestros días, tan insensatos y llenos de conocimientos, pero sin sabiduría, que afirman que no existen las santas reliquias y los milagros? Escuchen a quienes dan testimonio con la sencillez de su corazón. ¿Cómo oponerse a la verdad, a tantas evidencias de su existencia?

(Traducido de: Sfântul Ioan de Kronstadt, Spicul viu, Editura Sophia, București, 2009, p. 18)