¿Juventud sin distracciones?
Los jóvenes quieren distraerse todo el tiempo. Sólo así se sienten bien. Pero hay algo que tienen que saber: la vida no es sólo diversión. Entre otras cosas, también hay que trabajar...
Ustedes, los jóvenes, no pueden vivir sin distracciones. Si no se divirtieran, no serían personas normales. Los encuentros deportivos, los cantos, los bailes y las fiestas... todo eso forma parte de la vida diaria para ustedes. El fútbol, el vóleibol, el baloncesto, la natación, el tenis y otros deportes; la danza, la música, los paseos, las fiestas en casa, en la escuela, en algún club, en algún bar, en la playa, en la montaña, etc... sumado al consumo de alcohol (que es la moda), cigarrillos y, tristemente con mayor frecuencia, el uso de sustancias destructivas. Me refiero, por supuesto, a las drogas. Los jóvenes quieren distraerse todo el tiempo. Sólo así se sienten bien. Pero hay algo que tienen que saber: la vida no es sólo diversión. Entre otras cosas, también hay que trabajar...
Ahora, la pregunta es: ¿por qué la mayoría de Ustedes, jóvenes, no conservan esa alegría cuando se termina el juego? ¿Por qué se sienten vacíos por dentro y llegan incluso a la desesperación? ¿Por qué esas distracciones suelen llevarles a males mayores, como muchos me lo han contado? Todo esto ocurre porque la diversión se ha convertido en una suerte de “supermercado”, un negocio, un oportunismo. Se ha perdido el carácter espontáneo y auténtico. Todo se ha convertido en un escape ante la realidad de la vida, un sitio para la satisfacción y las pasiones. Es como un “caballo de Troya”, que contiene toda la superficialidad y vacuidad que podría conocer la persona.
(Traducido de: Părintele Timotei Kilifis, Tinerețe curată, tinerețe frumoasă, Editura Egumenița, p. 86-87)