Palabras de espiritualidad

La alegría de estar con el Señor y el dolor de estar sin Él

  • Foto: Benedict Both

    Foto: Benedict Both

¡Qué bueno es cuando Él está cerca, cuando nos calienta y nos conforta! Pero ¡qué sucede con el alma cuando Él se aparta!

«Me he sentido preocupado por el estado de tu corazón después de recibir la comunión con la Santa Eucaristía. Recuerda que los Santos Misterios fueron prefigurados por el maná. El maná tomaba determinado sabor, según las necesidades de cada uno. Bien, he aquí que también la comunión con los Santos Misterios te ha hecho saborear aquello que necesitabas. Ahora tu corazón sabe lo que significa estar con el Señor y lo que significa estar sin Él. ¡Qué bueno es cuando Él está cerca, cuando nos calienta y nos conforta! Pero ¡qué sucede con el alma cuando Él se aparta!

Me viene a la mente la comparación de San Macario de Egipto entre la labor de la Gracia Divina y la de una madre para con su hijo pequeño. Cuando el niño se adormece por el continuo mecer de su madre, se le olvida cuánto la ama; pero cuando la madre desaparece de su vista, el niño empieza a llorar al verse solo. La madre, sin embargo, está cerca, y corre a tomarlo entre sus brazos. ¡Qué fuerte se abraza entonces contra su pecho! Hasta ese momento deambulaba por todas partes, se distraía, reía… se había olvidado de su madre. Lo mismo ocurre con el alma. Nuestro deber es aceptar todo de buen grado y dar gracias por todo. ¡Glorificado sea el Señor por siempre!».

(Traducido de: Sfântul Teofan Zăvorâtul, Învățături și scrisori despre viața creștină, Editura Sophia, București, 2012, p. 15)