La alegría de los ángeles que alaban
La alabanza es una oración desinteresada. Dios nos ha otorgado también a nosotros esa potestad, que nuestra oración sea una alabanza desbordada, una oración angélica. Todo esto es un misterio profundo.
Dios quiere que nos parezcamos a los ángeles.
Y los ángeles no hacen más que alabar a Dios. Sólo en eso consiste su oración: alabanza. Pero la alabanza es una cosa delicada, lejos de todo el ruido de este mundo. En cambio, sabemos positivamente que nosotros somos seres materialistas y llenos de faltas, y por eso no podemos evitar tener algún interés para orar. Le pedimos a Dios que nos ayude a resolver nuestros problemas, le pedimos salud, le pedimos también por nuestros hijos. La alabanza, al contrario, es una oración desinteresada. Dios nos ha otorgado también a nosotros esa potestad, que nuestra oración sea una alabanza desbordada, una oración angélica. Todo esto es un misterio profundo. Cuando logremos adentrarnos en esta forma de oración, glorificaremos a Dios sin cesar, dejando todo en Sus manos, así como ora nuestra Iglesia, “ofrezcámosle a Cristo Dios toda nuestra vida”. ¡Estas son las “matemáticas superiores” de la religión que profesamos!
(Traducido de. Ne vorbeşte părintele Porfirie – Viaţa şi cuvintele, Traducere din limba greacă de Ieromonah Evloghie Munteanu, Editura Egumeniţa, 2003, pp. 225-226)