La amorosa Madre que está siempre a nuestro lado
A todos nos demuestra el mismo amor, la misma misericordia, tanto a justos como a pecadores, ahora y siempre, hasta el fin de los tiempos.
Queridos hijos, creamos con todo el corazón y toda el alma que la Reina de los Cielos jamás nos abandonará, jamás nos olvidará. Ella está siempre con nosotros, tanto en la alegría como en la aflicción; cuando nacemos y también cuando morimos, en la tierra y también en el Cielo. Y a todos nos demuestra el mismo amor, la misma misericordia, tanto a justos como a pecadores, ahora y siempre, hasta el fin de los tiempos. Ella es nuestra Madre, perpetua, amorosa y salvadora.
Por eso, también nosotros, amados hermanos y hermanas en Cristo, tenemos que acudir a ella, siempre con la misma esperanza y el mismo ánimo, porque es piadosísima. Y, venerando su santísimo ícono, con humildad y amor, al unísono, cantémosle: “Alégrate, Protectora nuestra muy piadosa. Alégrate, Tú, que estás llena de gozo. Alégrate, Alegría nuestra, Tú, que nos cubres contra todo mal con tu glorioso Manto”.
(Traducido de: Arhimandritul Chiril Pavlov, Lauda Maicii Domnului, Editura Egumenița, Galați, 2012, p. 8)