La autojustificación queda excluida al confesarnos
Tenemos que confesarnos con arrepentimiento, con el corazón compungido y con mucha humildad. ¡Corramos a confesarnos cada vez que caigamos en pecado!
Antimo, santo de la isla de Quíos, les daba este consejo a las monjas del monasterio de aquel lugar: “Acudamos a la confesión, pero no con justificaciones, intentando convencer a nuestro padre espiritual de que nosotros no somos culpables y que fueron los demás quienes nos empujaron a pecar. Al contrario, tenemos que confesarnos con arrepentimiento, con el corazón compungido y con mucha humildad. ¡Corramos a confesarnos cada vez que caigamos en pecado!”.
(Traducido de: IPS Andrei Andreicuț, Mai putem trăi frumos? Pledoarie pentru o viață morală curată, Editura Reîntregirea, Alba Iulia, 2004, p. 60)