La bendición que viene por medio de la Madre del Señor
No nos olvidemos de nuestro Señor Jesucristo, porque la Madre del Señor quiere que pensemos en Él cuando la exaltamos a ella.
La bendita Madre del Señor, en cuyo seno se encarnó nuestro Señor Jesucristo, da lugar, con su mediación y su existencia misma, al hecho de que el infierno pueda ser desbaratado y que Adán sea llamado a la vida bienaventurada, al hecho de que la maldición ya no exista para quien quiera hallarse bajo la bendición divina. La muerte toma, así, otro sentido, uno distinto: “la muerte murió y nosotros resucitamos”.
Y, conscientes de todo eso, exclamamos al Señor: “¡Bendito seas, Cristo, Dios nuestro, porque así quisiste que sucediera! ¡Gloria a Ti!”. Es como si el autor hubiera recordado que la Madre del Señor dijo, cuando las Bodas de Caná: “¡Hagan lo que Él les diga!” (Juan 2, 5). Es como si el autor hubiera dicho que, sí, nosotros horamos a la Madre del Señor por todo lo que se hizo por medio de nuestro Señor Jesucristo, Quien así lo quiso. Luego, no nos olvidemos de nuestro Señor Jesucristo, porque la Madre del Señor quiere que pensemos en Él cuando la exaltamos a ella.
(Traducido de: Arhimandritul Teofil Părăian, Maica Domnului – Raiul de taină al Ortodoxiei, Editura Eikon, 2003, pp. 52-53)