Palabras de espiritualidad

La bondad de Dios y Sus dones

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Translation and adaptation:

Todos guardamos con esmero lo que hemos obtenido con esfuerzo, no sea que lo perdamos, perdiendo también el afán puesto en conseguirlo.

Dios conoce el corazón de los que oran. “Entonces” —dirá alguien— “¿para qué necesita Dios nuestras peticiones? ¿Acaso no sabe lo que necesitamos? Entonces, ¿por qué es necesario pedirle?”.

Dios conoce, en verdad, lo que necesitamos y nos procura abundantemente toda clase de bondades en este mundo, para que podamos gozarnos de ellas. Y, porque es bueno, llueve tanto sobre los justos como sobre los injustos, y hace que Su sol salga para los buenos y los malos. Del mismo modo, Él sabe lo que le vamos a pedir. Si embargo, no es posible obtener la virtud y el Reino de los Cielos, si no los pedimos con esfuerzo y perseverancia. Porque es correcto que antes lo desees y después lo pidas con sinceridad, fe y paciencia, poniendo todas tus fuerzas en tal empeño, para que luego tu conciencia no te acuse de pedir con negligencia o dejadez. Así, recibirás lo que pides cuando el Señor lo considere oportuno, porque Él sabe de mejor manera qué es lo que necesitas. Talvez por esto es que se demora en cumplir con tu petición, pensando en tu perseverancia ante Él, y para que seas consciente de la importancia del don de Dios, guardando con estremecimiento lo que se te conceda. No olvides que todos guardamos con esmero lo que hemos obtenido con esfuerzo, no sea que lo perdamos, perdiendo también el afán puesto en conseguirlo. En este caso, para evitar que —despreciando el don de Dios—, nos hagamos indignos de la vida eterna. Porque ¿de qué le hubiera servido a Salomón obtener con facilidad el don de la sabiduría, para después perderlo?

(Traducido de: Sfântul Vasile cel Mare, Constituțiile ascetice, Editura Institutului Biblic și de Misiune al Bisericii Ortodoxe Române, p. 9)