¡Cuánto tiempo pierden las personas, buscando la felicidad, el contento y su propia realización, fuera de ellas mismas, en los honores, en los bienes materiales, en las distracciones, en los placeres y en todo eso que perjudica al alma, porque son cosas vacías que siempre terminan en amargura! ¡Cuántos se pierden, cimentando su alegría en cosas pasajeras y dañinas, de las cuales no obtienen ni ganancia ni satisfacción! Y es que la verdadera alegría, la verdadera realización y el verdadero gozo se fundamentan en la certeza que sólo una mente juiciosa puede ofrecer. Cualquier otro deleite solamente endulza los labios, pero llena el corazón de amargura. La materia construida fuera del corazón, con la cual muchos quisieran edificarse una torre de felicidad, se asienta en un terreno inseguro, constantemente amenazado por los temblores, en donde es imposible que quede piedra sobre piedra durante mucho tiempo, de tal forma que los constructores como esos se mantienen siempre tristes y vacíos.

(Traducido de: Monahul Teoclit Dionisiatul, Sfântul Nectarie din Eghina Făcătorul de minuni, Editura Sophia, p. 233)