‟Amen a sus enemigos, bendigan a quienes los maldigan, hagan el bien a quienes los odian, y oren por aquellos que los atacan y los persiguen”. Nadie en este mundo carece de amor: las personas aman a sus padres y a sus familiares, a sus benefactores y a sus protectores;  pero esa forma de amor, hacia nuestros seres cercanos, es algo natural que proviene del corazón, y por eso el Señor no le concede un gran valor. Luego, el verdadero amor cristiano se demuestra cuando lo dirigimos a quienes no son precisamente nuestros amigos. Nuestro amor al prójimo debe soportar no solamente los disgustos pequeños y espontáneos, sino también las aflicciones y las persecuciones, el sufrimiento y todo el mal que puedan causarnos nuestros enemigos. Es nuestra obligación no solamente bendecier a esas personas, sino incluso hacerles el bien y orar por ellas. Pregúntate: ¿es eso lo que sientes por tus adversarios? Utiliza esta guía para examinarte: ¿vive en ti el verdadero amor cristiano, sin el cual no es posible la salvación?

(Traducido de: Sfântul Teofan Zăvorâtul, Tâlcuiri din Sfânta Scriptură pentru fiecare zi din an, Traducere din limba rusă de Adrian și Xenia Tănăsescu-Vlas, Editura Sophia, 2011, p. 52)