Palabras de espiritualidad

La condición esencial para vencer en la lucha invisible

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Nuestro Señor Mismo, por medio de los profetas, habla de esos que están llenos del espíritu de la soberbia y la vanagloria: “¡Ay de los que se creen sabios y se consideran inteligentes!” (Isaías 5, 21).

De acuerdo con las enseñanzas de los Santos Padres, lo más importante, la condición esencial para el éxito en la lucha invisible, consiste en “no basarnos jamás en nosotros mismos y en nuestras propias capacidades, hagamos lo que hagamos”. ¿Por qué este aspecto es tan importante? Intentaremos analizarlo detenidamente.

Desde el momento de la caída de nuestros ancestros en el pecado, nosotros, a pesar del evidente debilitamiento de nuestras fuerzas espirituales y morales, tenemos, en general, una buena opinión de lo que hacemos, así como de nosotros mismos. Aunque la experiencia cotidiana nos convence constantemente de lo falso de dicha forma de pensar, seguimos creyendo, en una incomprensible ilusión, que somos “algo” o incluso “algo importante”. Esa debilidad espiritual nuestra, que a menudo no observamos o no reconocemos, es contraria a Dios, porque representa el fruto de la vanidad del hombre, o, de acuerdo con la elocuente expresión de los Santos Padres, del “egocentrismo”. Es el origen, la raíz y la causa inicial de todas nuestras pasiones y vicios. Además, bloquea la única puerta por la que podría entrar la Gracia de Dios para venir a morar en nosotros. Así, la Gracia termina alejándose de la persona, porque, ¿cómo podría la Gracia, habiéndosenos dado para iluminarnos y auxiliarnos, entrar y morar en una persona así, en el alma de alguien que se envanece, que cree que lo sabe todo y que no necesita de los otros? Nuestro Señor Mismo, por medio de los profetas, habla de esos que están llenos del espíritu de la soberbia y la vanagloria: “¡Ay de los que se creen sabios y se consideran inteligentes!” (Isaías 5, 21). Por eso, el Apóstol nos aconseja: “No os consideréis los sabios” (Romanos 12, 16).

(Traducido de: Arhiepiscopul Averchie TaușevNevoința pentru virtute. Asceza într-o societate modernă secularizată, traducere de Lucian Filip, Editura Doxologia, Iași, 2016, pp. 151-152)