Cada individuo proviene de una familia determinada, y varias familias unidas por un grado de parentesco conforman una progenie, un linaje. Y cada uno de estos tiene un árbol genealógico.

Este árbol genealógico difiere de progenie en progenie. Así como (en la naturaleza) puede haber un árbol que crezca sano y genere ramas también sanas, desarrollándose bellamente, lo mismo ocurre cuando hay una estirpe llena de fe y temor de Dios, que engendra otras ramas sanas y creyentes, desarrollando bellamente, de forma normal, ese árbol genealógico.

También en la naturaleza podemos observar cómo, en algunos árboles. empiezan a aparecer ramas y tallos secos, y después más y más, hasta que, en un momento dado, comprobamos que la mayor parte de aquel árbol ya se secó. Al poco tiempo, el árbol completo se ha secado definitivamente, porque nadie tuvo a bien cuidarlo.

Cada miembro de familia que no se confiesa, es como una rama seca del árbol genealógico de su progenie. Así, el remedio más importante para sanar ese árbol es, en especial, el Sacramento de la Confesión, porque contiene la cura, el tratamiento y la sanación.

(Traducido de: Arhim. Ioachim Pârvulescu, Sfânta Taină a Spovedaniei pe înțelesul tuturor, Ed. Albedo, 2005, p. 21)