La contrición y la oración van de la mano
El Señor nos demostró que la oración es auxilio en nuestra debilidad, diciendo: “Orad y velad, para no caer en tentación” (Mateo 26, 41).
El arrepentimiento, sumado a la oración llena de humildad, que nos acerca a Dios, son una petición incesante por el perdón de nuestro pasado y dolor para guardar nuestro futuro.
Por eso, también nuestro Señor nos demostró que la oración es auxilio en nuestra debilidad, diciendo: “Orad y velad, para no caer en tentación” (Mateo 26, 41).
El Señor sabe que hasta la muerte no nos librará de la posiblidad de caer de la virtud en la pasión, por eso nos ordenó que estemos atentos y nos esforcemos en una incesante oración.
(Traducido de: Sfântul Isaac Sirul, Despre rugăciune și trezvie în învățăturile Sfinților Părinți, Editura Egumenița, Galați, p. 388)