La corona que ennoblece a la virtud
El maligno detesta a las jóvenes vírgenes y todo el tiempo busca cómo hacerlas caer.
La guirnalda de la castidad es la más excelsa de las virtudes cristianas. Es la belleza y la corona de la Iglesia. Todas las jóvenes que han decidido seguir este camino son llamadas “novias de Cristo” por parte de la Iglesia. San Demetrio de Rostov nos enseña: “Quítale las alas a un ángel y será como una virgen. Dale alas a una doncella y será un ángel”.
“Un misterio extraño y glorioso veo: el cielo siendo un pesebre; trono de querubines, la Virgen”. Todas las vírgenes que, con paciencia, soportan los agravios de los demonios y de los hombres por cuidar su pureza, se asemejan a la Santísima Virgen, sirviendo a su Purisimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, en vez de trono. Por eso es que también el maligno detesta a las jóvenes vírgenes y todo el tiempo busca cómo ensuciarlas.
(Traducido de: Filocalia de la Optina, traducere de Cristea Florentina, vol.1, Editura Egumenița, Galați, 2009, p. 139)