Palabras de espiritualidad

La determinación de confesar nuestros pecados

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Alguien podría decir: “Hoy haré lo que me apetece y mañana me arrepentiré”. ¿Pero quién le garantiza que vivirá hasta mapana? Porque la muerte puede aparecer inesperadamente, llevándose consigo aquel propósito de arrepentimiento.

Confesemos nuestros pecados, porque al hacerlo estaremos sanando nuestras heridas espirituales, tal como, si acudimos al médico para que nos ayude a tratar alguna enfermedad, esta finalmente se cura. En cambio, si nos guardamos para nosotros el mal que sufrimos, podríamos morir. Lo mismo ocurre con los pecados ocultos: matan el alma y el cuerpo, y llenan de contento al demonio. Es muy importante confesar nuestros pecados, y ocultarlos es agradar al maligno. Alguien, equivocándose, podría decir: “Hoy haré lo que me apetece y mañana me arrepentiré”. ¿Pero quién le garantiza que vivirá hasta mapana? Porque la muerte puede aparecer inesperadamente, llevándose consigo aquel propósito de arrepentimiento.

Si la persona tiene algún nivel intelectual, puede venir el demonio y susurrarle: “Tú conoces tus propios pensamientos y también lo que dice la Escritura. Asimismo, has estudiado lo que prescriben los Santos Padres. Entonces, sánate a ti mismo, sin necesidad de acudir a tu padre espiritual”. No prestes atención a esos pensamientos y no demores en buscar la sanación que necesitas, confesando tus pecaodos, para que seas perdonado tanto en esta vida como en la vida futura.

(Traducido de: Proloagele, volumul 1, Editura Bunaveștire, p. 120)