Palabras de espiritualidad

La devoción de un humilde esquema-monje

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

“Por favor, no hablen en la iglesia. ¡Es pecado! ¡La Madre del Señor nos está viendo!”.

El padre Gerásimo Cârjă tenía una gran devoción por el ícono de la Madre del Señor, y diariamente leía delante de él diversas oraciones a la Virgen, como el acatisto y la paráclesis. El padre no permitía que se hablara en la iglesia. Si oía que alguien empezaba a hablar, inmediatamente levantaba la voz, suplicando: 

—Por favor, no hablen en la iglesia. ¡Es pecado! ¡La Madre del Señor nos está viendo!

Y agregaba:

—¡Perdónenme, porque soy un pecador! 

De esta forma, todos obtenían un provecho de sus palabras y, cuando pasaban a su lado, se decían los unos a los otros: 

—¡Callemos, que el padre Gerásimo nos puede oír!

Sus discípulos dicen que este humilde asceta se mantenía con la mente dirigida a las cosas celestiales y en su lengua conservaba todo el tiempo el dúlcísimo nombre de Cristo. Nadie le vio jamás riendo o diciendo cosas inútiles. Estando en la iglesia, nunca se sentaba, aunque se le viera claramente agotado; y, al finalizar los oficios itúrgicos, se dirigía a su celda con el rostro sereno y el corazón en oración.

(Traducido de: Arhimandrit Ioanichie BălanPatericul românesc, Editura Mănăstirea Sihăstria, p. 608)