La dignidad del trabajo
Alimentarte a partir de tu propio esfuerzo es una suerte de filosofía: las almas de los que trabajan son más puras y sus mentes más fuertes.
Que ninguno de los que trabajan se avergüence, sino que se ruboricen esos que comen sin hacer nada y que, aún careciendo de ocupación alguna, son atendidos por toda clase de criados y tienen incontables sirvientes.
Alimentarte a partir de tu propio esfuerzo es una suerte de filosofía: sus almas (las de los que trabajan) son más puras y sus mentes más fuertes. Al contrario, el que no trabaja suele hablar solamente banalidades, hace cosas sin sentido, no produce nada útil durante todo el día y se siente todo el tiempo lleno de una profunda fatiga...
Así pues, no desprecies al que se gana el pan con su propio afán, más bien encómialo por su esfuerzo.
(Traducido de: Sfântul Ioan Gură de Aur, Omilia 5, 6 la 1 Corinteni, pp. 47-61)