Palabras de espiritualidad

La enfermedad debilita las pasiones y nos ayuda a enmendarnos

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Quien enfrenta el sufrimiento con paciencia y gratitud, es como si estuviera realizando aún los más grandes esfuerzos ascéticos.

El cuerpo es el siervo, y el alma su señor.

Por eso, cuando el cuerpo se marchita por el sufrimiento, esto proviene de la misericordia de Dios, para que el alma pueda enseñorearse libremente en él. Porque, con las enfermedades las pasiones se debilitan y el hombre termina enmendándose.

Algunas veces la enfermedad del cuerpo proviene de las pasiones. Por eso, en tales casos, apártate del pecado, y la enfermedad desaparecerá. Porque, como dice San Basilio el Grande, las enfermedades se originan en el pecado: “¿De dónde vienen las enfermedades? ¿De dónde viene la corrupcion del cuerpo? Dios creó el cuerpo, pero no la enfermedad. Él creó el alma, pero no el pecado. ¿Qué es más útil y necesario que todo lo demás? Desde luego, unirnos con Dios y vivir a Su lado por medio del amor. Pero, perdiendo este amor, nos apartamos de la Gracia y, con esto, nos sometemos a distintos e innumerables sufrimientos. Quien enfrenta el sufrimiento con paciencia y gratitud, es como si estuviera realizando aún los más grandes esfuerzos ascéticos...”.

(Traducido de: Arhimandritul Dosoftei Morariu, Sfântul Serafim de Sarov, 2002, p. 382)