La enseñanza que nos dan los muertos
Un monje partió a lo solitario a buscar a San Macario, y al hallarlo le pidió que le enseñara cómo vivir y morir feliz entre los demás.
Un monje partió a lo solitario a buscar a San Macario, y al hallarlo le pidió que le enseñara cómo vivir y morir feliz entre los demás. “Vete al cementerio que está junto a la iglesia y ponte a insultar a los muertos. ¡Grítales, diles cosas feas, humíllalos, haz que se sientan ofendidos...!”. Así lo hizo el joven. Más tarde, al volver, le dijo al anciano: “Hice lo que usted me dijo, pero no conseguí nada. ¡Ninguna reacción por parte de ellos!”. “Bien. Regresa al cementerio y ahora elógialos, háblales de lo bellos e importantes que fueron, del vacío enorme que dejaron al irse...”. Obedeciendo, el joven se fue corriendo al cementerio, e hizo lo que le ordenó San Macario: se puso a encomiar a los difuntos, los exaltó y los lisonjeó de todas formas. Después volvió a buscar al anciano, para decirle: “¡Esta vez tampoco me respondieron!”. Entonces San Macario le dijo: “Escucha, hijo mío. Si quieres vivir bien entre los demás y morir de forma correcta, debes actuar como los difuntos, es decir, evitando que los elogios y los insultos te afecten, y abandonándote al cuidado de Dios”.
(Traducido de: Părintele Iustin Pârvu, Daruri Duhovnicești, Editura Conta, 2007, p. 64)