Palabras de espiritualidad

La escuela de lo creado por Dios

    • Foto: Alez Atudori

      Foto: Alez Atudori

Hubo un filósofo que gustaba de pasear por el campo, y de vez en cuando se detenía a golpear las flores con su bastón: “¡Las azoto porque me gritan con demasiada fuerza que Dios las creó!”.

¿Para qué nos sirve pensar en la creación de Dios?

—San Basilio el Grande dice, en su libro “El Hexamerón”, que “todo el mundo visible es la escuela y la imagen del mundo que no se puede ver”. También él dice que “todas las flores y todo lo verde nos enseñan que Dios existe”. La creación visible nos explica la Escritura, y la Santa Esritura nos explica la creación.

Una y otra son como dos páginas del mismo libro. En una página leemos las palabras de la Santa Escritura, y en la otra página leemos en el libro de lo creado, que nos habla de Dios. Lo mismo dice San Gregorio de Nisa: “Toda la creación, como un clarín, nos anuncia lo que Dios ha hecho”.

En algún lado leí que hubo un filósofo que gustaba de pasear por el campo, y de vez en cuando se detenía a golpear las flores con su bastón: “¡Las azoto porque me gritan con demasiada fuerza que Dios las creó!”.

Toda la creación visible es un don de Dios. Tal como los prometidos se dan obsequios que fortalecen el amor que se tienen, lo mismo hace Dios con nosotros. Ciertamente, Dios pone nuestra mente entre Él y lo creado, para que podamos entenderlo de mejor manera y también verlo. Dios nos da lo creado cual don, y nosotros le damos a Cristo, el Prometido de nuestro corazón, nuestros pensamientos, nuestras plegarias y nuestro amor.

San Antonio el Grande no era precisamente un erudito, pero tenía una enorme sabiduría espiritual. Esto asombraba enormemente a los filósofos que pasaban por su celda. Un día, algunos de ellos le preguntaron: “Antonio, ¿qué libros has leído tú?”. Y él, señalando el cielo, las estrellas, el mar y la demás naturaleza que le rodeaba, respondió: “Estos son los libros que leo cada día… ¡Y, créanme, de qué manera aventajan a todos los demás…!”.

(Traducido de: Arhimandritul Ilie CleopaNe vorbește Părintele Cleopa, ediția a 2-a, vol. 5, Editura Mănăstirea Sihăstria, Vânători-Neamț, 2004, pp. 65-66)