Palabras de espiritualidad

La esperanza en nuestro Dios

    • Foto: Adrian Sarbu

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Aquellos que tienen una fe firme en Dios, se acercan a Él y son iluminados con el resplandor de la luz eterna.

Aquellos que tienen una fe firme en Dios, se acercan a Él y son iluminados con el resplandor de la luz eterna.

El hombre que, por amor a Dios, no se preocupa de sí mismo, tiene una verdadera esperanza. Cree que Dios cuidará de él. Si, al contrario, pone su esperanza en sus propias acciones y acude a Dios solamente cuando enfrenta alguna dificultad imprevista que no puede resolver por sí mismo, es que su esperanza es inútil y falsa. El hombre que tiene una verdadera esperanza pide solamente el Reino de Dios. Y, en lo que respecta a los bienes necesarios para la vida terrenal, es seguro que se le darán.

Si en el corazón no existe esa esperanza, tampoco habrá paz. La esperanza es eso que da alegría y paz a nuestro corazón. El Señor Mismo dijo esto de esa esperanza: “Venid a Mí todos los que estáis cansados y agobiados, y Yo os daré descanso” (Mateo 11, 28). O, en otras palabras: “Confiad en Mí y Yo aliviaré vuestros afanes y temores”.

(Traducido de: Un serafim printre oameni – Sfântul Serafim de Sarov, traducere de Cristian Spătărelu, Editura Egumenița, p. 315)

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