La Eucaristía obra milagrosamente en los niños enfermos
San Juan Crisóstomo, al referirse a la educación de los hijos, dice que la comunión con el Cuerpo y la Sangre de Cristo obra milagrosamente en ellos, especialmente en momentos de enfermedad. El alma del pequeño siente un consuelo y una alegría especial con este Sacramento, en tanto que su cuerpo es sanado.
Al cumplir con los mandamientos obtenemos una pueril candidez, como cuando los Santos Sacramentos de Cristo obran en nosotros. San Juan Crisóstomo, al referirse a la educación de los hijos, dice que la comunión con el Cuerpo y la Sangre de Cristo obra milagrosamente en ellos, especialmente en momentos de enfermedad. El alma del pequeño siente un consuelo y una alegría especial con este Sacramento, en tanto que su cuerpo es sanado.
Esta verdad nos es revelada con suficiente claridad en los trabajos de nuestro gran teólogo Teófano el Recluso. También San Juan de Kronstandt, en su obra “Mi vida en Cristo”, dice que el mejor medicamento para los niños enfermos es la Eucaristía: “Cada vez que daba la Comunión a niños enfermos, estos sanaban, aún tratándose de las más complicadas afecciones”.
(Traducido de: Sfântul Ierarh Serafim (Sobolev) Făcătorul de minuni din Sofia, Predici, Editura Adormirea Maicii Domnului, Bucureşti, 2007, pp. 41-42)