La excelsitud de los oficios litúrgicos
Realmente, la obra de Dios en la Divina Liturgia sobrepasa, por su magnitud, a cualquier otra acción divina en el mundo
¿Qué otra cosa podría ser más grande, más estremecedora y más vivificadora en este mundo, que el oficio de la Divina Liturgia? En ella se representa y se realiza el más grande misterio del amor de Dios para con la humanidad —la unión de Dios con los hombres por medio de Su encarnación, Su divina enseñanza y Su pasión, muerte, sepultura y resurección—, el misterio de la renovación y deificación de la humanidad, el misterio de la unión de los hombres con Dios, a través de la comunión con Su Cuerpo y Sangre. Debido a su grandeza, este sacramento supera a la mente y mueve al cristiano racional a la devoción, el agradecimiento y la adoración a Dios. Realmente, la obra de Dios en la Divina Liturgia sobrepasa, por su magnitud, a cualquier otra acción divina en el mundo y a la misma creación de lo que existe.
(Traducido de: Sfântul Ioan de Kronștadt, Liturghia – cerul pe pământ, Editura Deisis, 2002, p. 160)