La felicidad es una elección de cada día
El hombre no puede ser feliz si antes no lo desea. Dios no nos dio la vida y Sus dones por casualidad, mucho menos de acuerdo “al movimiento de las estrellas”, como creen algunos ingenuos que no pueden dejar de consultar el horóscopo, sino que Él nos da siempre de acuerdo a nuestra pureza y a la justicia que practicamos.
El hombre no puede ser feliz si antes no lo desea. No puede ser feliz, si no sabe cómo serlo. Y no debemos sino ser lo que Cristo nos enseñó: sacrificio en la práctica del bien y servicio al prójimo. “El Señor me recompensará de acuerdo a mi justicia y a la pureza de mis manos” (Salmo 17, 23), dice el salmista David. De esto extraemos que Dios no nos da por casualidad, mucho menos de acuerdo “al movimiento de las estrellas”, como creen algunos ingenuos que no pueden dejar de consultar el horóscopo, sino que Él nos da siempre de acuerdo a nuestra pureza y a la justicia que practicamos.
Así, muchos pretendemos algunos frutos que no logramos alcanzar, cuando la escalera que nos habrá de llevar a ellos está hecha con las virtudes que tenemos que trabajar sin descanso.
(Traducido de: Singhel Ioan Buliga, Provocările creștinului ortodox în zilele de astăzi, Editura Egumenița, Galați, 2012, pp. 324-325)