La flor de la humildad
La humildad es la flor más delicada, pero también la más difícil de alcanzar.
La humildad ante el Señor y ante nuestro semejante es el misterio de misterios, con el cual es posible atravesar el camino que lleva hasta nuestro Padre Celestial. La humildad es la flor más delicada, pero también la más difícil de alcanzar. Por medio suyo podemos conocer a Jesús. Mi alma busca a Jesús, pero antes tendrá que alcanzar el conocimiento de la verdadera humildad.
El buen camino de la humildad es el que Tú nos enseñaste. Jesús, y mi alma desea seguirte, porque sé que así estaré cumpliendo con Tu voluntad. Sin embargo, sé que sin Tu ayuda nada podría conseguir. Te suplico: Jesús, ayúdame a ser lo que Tú mismo nos pediste ser: “Aprendan de Mí, que Soy manso y humilde de corazón”.
(Traducido de: Jurnal duhovnicesc, Editura Bizantină, București, 1997, p. 168)