La humildad nos libra de las preocupaciones
Solo cuando el hombre se libera completamente de las preocupaciones del mundo y se abandona en las manos de Dios, el Señor le concede Su don, sin pedirle nada a cambio.
Los Santos Padres solían decir que se consideraban más pecadores incluso que los espíritus caídos. Este es el mejor ejemplo de la humildad sin límites, y tal clase de humildad es la perfección en la vida cristiana. Cuando el alma se hace humilde, cuando se confía totalmente al Señor, se libra de todos los afanes terrenales, porque la oración requiere una vida totalmente libre de preocupaciones.
Solo cuando el hombre se libera completamente de las preocupaciones del mundo y se abandona en las manos de Dios, el Señor le concede Su don, sin pedirle nada a cambio. ¡Pero, sin lo anterior, es imposible!
(Traducido de: Starețul Tadei de la Mănăstirea Vitovnița, Pace și bucurie în Duhul Sfânt, Editura Predania, București, 2010, p. 213)