La humildad, solución para vencer nuestras pasiones
Reúne todas tus fuerzas y hazte humilde. Y si, debido a tu impotencia como ser humano, caes en pecado, avergüénzate pronto y pídele perdón al Señor.
Te entristeces porque hay dos pasiones en especial que te atacan asiduamente: el hábito de quejarte y la irascibilidad. ¿Qué se puede hacer contigo? ¿Hacia dónde puede uno huir de sí mismo? Sé paciente, y el Señor te ayudará. Pero tienes que saber que estas pasiones, la ira y las lamentaciones, son cosas que provienen del maligno. San Isaac el Sirio dice que Dios se apiadará del pecador contrito, pero al quejumbroso no lo perdonará hasta no haberlo castigado.
Por eso, reúne todas tus fuerzas y hazte humilde. Y si, debido a tu impotencia como ser humano, caes en pecado, avergüénzate pronto y pídele perdón al Señor. Y que no te perturbe el hecho de que los demás se comporten severamente contigo. Recuerda que la severidad ha salvado a muchos, en tanto que la indulgencia ha arrastrado a muchos más a la perdición. Por su parte, San Juan Crisóstomo dice que la mayoría de quienes se salvan, se salvan gracias al miedo al infierno.
(Traducido de: Filocalia de la Optina, traducere de Cristea Florentina, Editura Egumenița, Galați, 2009, p. 120)