Palabras de espiritualidad

La humildad y la “Oración de Jesús”

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Aquel que es indulgente con los demás y severo consigo mismo, empieza a aligerar su conciencia.

Aquel que es indulgente con los demás y severo consigo mismo, empieza a aligerar su conciencia. Pero solamente esto quiero recomendarles: practiquemos la obediencia, repitiendo el “Señor Jesucristo...”. Así es como se alcanza el amor por la oración y por la Iglesia, así es como se crece. ¿Pero qué es lo que nos pasa a día de hoy? Que la conciencia ha dejado de reprendernos, por causa de tantas preocupaciones y nimiedades...

Cuando me viene un pensamiento y me dice que yo soy mejor que mi semejante, pierdo. Pero, si en vez de escuchar lo que me dice ese pensamiento, empiezo a repetir: “¡Señor Jesucristo...!”, me libraré de ese ataque.

La mente desciende al corazón cuando así lo dispone el Buen Dios. No es algo que dependa de nosotros. Hasta entonces, no debemos entrar en charla con nuestros pensamientos. Lo que debemos hacer es repetir constantemente: “¡Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mí, pecador!”.

(Traducido de: Părintele Proclu Nicău, Lupta pentru smerenie şi pocăinţă, Editura Agaton, pp. 50-51)