Palabras de espiritualidad

La importancia de formar a niños y jóvenes en la virtud de la pureza

    • Foto: Silviu Cluci

      Foto: Silviu Cluci

Los niños y los jóvenes necesitan urgentemente ser orientados, y para esto hace falta modelos de virtud, para que no sean engullidos por el torbellino de perdición que ahora es un modo de vida promovido y cultivado por doquier. 

Madre, ¿qué opina usted de los contraceptivos?

—Pero, hermanos, ¿qué opinión podría tener yo de algo que es “contra”? Si es “contra”, yo estoy en contra de eso. Por vocación y por la labor a la que me dedico, yo estoy a favor de la concepción, de la vida y del amor, y no en contra de ello. Al mismo tiempo, me resulta muy difícil juzgar. El padre Arsenio Papacioc respondió de esta manera, cuando le preguntaron si este es un pecado menor: “¡Sí, pero sigue siendo pecado!”. Lo mismo digo yo: todos esos métodos son pecado, y el pecado nos aleja de Dios. Y aunque te apartes de Dios con pecados “menores”, ¡sigues estando muerto! Aparte de lo anterior, recuerdo haber leído en algún sitio que una científica francesa dijo que esas pastillas contraceptivas contienen hormonas de animales, las cuales, al llegar a nuestro organismo, introducen cierta información que no queda sin consecuencias en nuestra vida. Y esas consecuencias son mucho más graves y más numerosas de lo que podríamos imaginarnos.

Yo estoy a favor de la vida y a favor de la pureza y la abstinencia, en oración, ayuno y una santa alegría. Yo sé que esto es posible con Dios, en cualquier momento y lugar. Conozco a muchos jóvenes, alumnos y estudiantes universitarios, quienes han elegido el camino de la pureza y gozan de la vida desde todo punto de vista.

¡Es tan doloroso y humillante que en las escuelas enseñen esos métodos contraceptivos y esas ideas de “salud reproductiva”! Recuerdo que, no hace mucho tiempo, un chico de unos quince años vino a pedirnos consejo, completamente aturdido, porque en la escuela, en la clase de “educación sexual”, los habían obligado a utilizar no sé qué objeto, y él simplemente no pudo. ¿Acaso no es una cosa criminal que hasta en las escuelas haya aparatos en los que, después de introducir un par de monedas, puedes adquirir un preservativo? ¿O que a los alumnos olímpicos se les entregue un carné en el cual se establece que tienen derecho al aborto gratuito o con un precio reducido?  Estamos viviendo unos tiempos terribles y necesitamos tener el coraje de hablarles a nuestros hijos de la alegría de ser soberanos de nuestro cuerpo y de nuestra vida, porque es ahí donde radica la imagen de Dios y el llamado a hacernos semejantes a Él. Los niños y los jóvenes necesitan urgentemente ser orientados, y para esto hace falta modelos de virtud, para que no sean engullidos por el torbellino de perdición que ahora es un modo de vida promovido y cultivado por doquier.