Estuve al lado del padre Paisos antes de que partiera al Señor. Era, en verdad, un hombre con una vida santa. (En esas horas finales) tomé sus manos entre las mías y le pedí: “¡Padre Paisos, deme un consejo! ¡Quién sabe si podré venir a verle otra vez, talvez mañana ya no sea posible! ¡Por favor, deme un consejo!”. Y me dio un consejo común, pero que dice mucho: “Padre Joanicio, lo que puedas hacer hoy, no lo pospongas para mañana, porque no sabes si el día de mañana aún te hallará con vida”. Lo bueno que puedas hacer hoy, hazlo. Si tienes un momento para orar, ponte a orar. Si tienes unos minutos para leer los Salmos, léelos ahora, porque mañana no sabes si será el día de tu partida. Puedes leer hoy un libro santo, darle vida a un alma, visitar a algún enfermo, consolar a alguno que ha perdido la espranza... ¡simplemente hazlo, y hoy mismo! El mañana ya no te pertenece.

(Traducido de: Mi-e dor de Cer, Viața părintelui Ioanichie Bălan, Editura Mănăstirea Sihăstria, 2010, p. 527)