La increíble fuerza sanadora del amor
Cada uno de nosotros, con asombro y estremecimiento, y no sin cierta desesperanza, puede descubrir lo dificultoso del camino hacia el amor...
Los mandamientos del Señor están entrelazados por el amor. Cuando un escriba le preguntó cuál era el primer mandamiento de la Ley, Él le respondió: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Y amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Todo el Evangelio es un relato de amor. De hecho, nuestra vida se construye y puede tener un sentido, solamente partiendo del amor y terminando en el amor.
Con todo, es muy difícil hablar del amor. Y no porque el amor sea una cosa difícil, sino porque nosotros, por la caída, nos alejamos tanto de él, que nos resulta trabajoso entender de qué se trata. Tanto nos hemos apartado de Dios y de nuestro estado normal, el de amar, que el amor, en el camino a la perfección, a Dios, que cada uno debe recorrer, es colocado en el último peldaño por San Juan Climaco en su “Escala”. Cada uno de nosotros, con asombro y estremecimiento, y no sin cierta desesperanza, puede descubrir lo dificultoso del camino hacia el amor y cuántos peldaños debemos subir hasta llegar a conocerlo, peldaños que estamos lejos no sólo de pisar alguna vez, sino aún de concebir en nuestra mente.
(Traducido de: Ieromonah Savatie Baştovoi, A iubi înseamnă a ierta, Ed. Cathisma, Bucureşti, 2006, p. 12)