El amor conyugal es un misterio santo, sellado por la misma Mano de Dios. “Extiende, Señor, Tu Mano, desde lo alto de Tu santa morada, y une a Tu siervo (N) con Tu sierva (N).” (Epíclesis del Santo Matrimonio). Sin embargo, actualmente muchas personas se casan por puro interés material, para escapar del aburrimiento y la soledad, o buscando tan sólo placer. El delicado amor que habita en el seno del matrimonio se ve permanentemente amenazado por el abuso o el rechazo. El ser amado podría, en cualquier momento, entender lo opuesto de lo que quieres decirle. Cualquier gesto de entrega podría resultar molesto, cualquier momento de libertad puede ser entendido como abandono, cualquier obsequio podría interpretarse como insistencia o coacción, cualquier mirada puede llegar a herir un corazón sensible... las palabras pueden convertirse en armas letales, provocando un sufrimiento para toda la vida. La infidelidad del corazón es más devastadora, algunas veces, que la misma infidelidad consumada con el cuerpo.

(Traducido de: Pr. Dr. Ioan Valentin Istrati, Lumina răstignită – Cuvinte pentru cei ce plâng, Editura Pars Pro Toto, Iaşi, 2014, pp. 89-91)