Que cada uno lea los textos de los Santos Padres adecuados a su propia forma de vida. Que el asceta lea a los Padres que escribieron sobre el retiro a la soledad; que el monje que vive en comunidad lea a los Padres que redactaron las disposiciones de la vida cenobítica; que el cristiano que vive en el mundo lea a los Padres que dejaron guías para todos los cristianos en general. Que cada uno, independientemente del segmento al que pertenezca, recoja en abundancia las indicaciones dejadas por los Santos Padres. Es importantísima la lectura de acuerdo a la forma de vida de cada quien. De lo contrario, nos llenaremos de pensamientos, aún santos, pero imposibles de materializar, que incitan a un esfuerzo inútil, porque consta solamente en imágenes y anhelos, escapándosenos las obras de la devoción que se adecúan a nuestro modo de vida. Y además de convertirte en un estéril soñador, tus pensamientos, oponiéndose siempre a tus actos, traerán sólo confusión a tu mente, y a tu conducta, indecisión. Y esa confusión, sumada a la indecisión, se transformarán en una pesada carga, perniciosa para ti mismo y para los demás.

Ignorando la forma correcta de leer la Santa Escritura y a los Santos Padres, es fácil desviarse del camino de la salvación y caer en profundos abismos, como ha sucedido con muchos. Amén.

(Traducido de: Sfântul Ignatie Briancianinov, Experienţe Ascetice, volumul I, Editura Sofia Bucureşti, 2000)