Palabras de espiritualidad

La lucha con los pensamientos: el pasado como culpa, el futuro como miedo y el pecado como incesante tentación

    • Foto: Stefan Cojocariu

      Foto: Stefan Cojocariu

El enemigo, para no dejarte en paz, te manda toda clase de pensamientos. Sobre el pasado, sobre el futuro, sobre los pecados que podrías cometer... O te engaña con sueños y visiones que parecieran venir “de parte del Señor”.

Adiestrémonos en la lucha invisible y conoceremos de cuántas partes somos atacados a cada hora, a cada instante.

Y ya que no todo el que lucha vence, necesitamos prestar mucha atención y cuidado a las tentaciones que vienen en forma de pensamientos, para reconocer cuándo nos están atacando esos demonios. Usualmente, éstos nos tientan desde siete sitios: desde atrás, desde el frente, desde la izquierda, desde la derecha, desde arriba, desde abajo, desde adentro, desde adentro y desde afuera.

Tentaciones que vienen de detrás

El maligno te recuerda los pecados que cometiste en el pasado, para ensuciarte la mente. Talvez insultaste a alguien, caíste en desenfreno o robaste, pero después renunciaste a ese pecado. Sin embargo, viene él y te lo recuerda.

Nuestra memoria es “auxiliada” por la imaginación al evocar las maldades que hemos hecho y la particular forma de vida que hemos llevado, sin cuidar de nuestra vida y de nuestra mente. ¿Qué es lo que pretende el astuto con todo esto? Lo que él quiere es que recuerdes tus vilezas, porque de repente así te entran ganas de volverlas a cometer. Cuando observes que eres tentado con esos pensamientos que hace tiempo abandonaste y con el recuerdo de pecados que ya no volviste a perpetrar, es que el maligno viene de detrás tuyo, a tentarte con lo que ya habías olvidado. A él no le sirve que lo olvides; al contrario, quiere que lo recuerdes, quiere inducirte nuevamente a pecar.

Tentaciones que vienen del frente

Cuando nos perturbamos por lo que creemos que vendrá sobre nosotros, es que estamos siendo tentados desde el frente. “¡Ay de mi! Me haré viejo...”, “me voy a enfermar”, “una guerra está por empezar”, “dicen que viene una hamburna”, “seguramente habrá diluvio”, “fulano me está vigilando, algo quiere hacerme... me atacará y me robará...”. Y tu mente comienza a turbarse con lo que crees que te va a suceder. Pero el maligno, para no dejarte tranquilo, te sigue enviando toda clase de pensamientos. Estas maquinaciones tienen el propósito de asustarnos por cosas que sólo nosotros creemos que van a pasar.

Para estas tentaciones tenemos las palabras del Señor: “No se preocupen por el día de mañana, porque el día de mañana traerá ya sus propias preocupaciones. A cada día le bastan sus propios problemas.”

Tentaciones que vienen desde la izquierda

Cada vez que, conscientes, nos dejamos manipular por él y pensamos, actuamos o hablamos de la forma que él quiere, es que nos está tentando desde la izquierda. Yo sé que es pecado comer mucho, pero lo sigo haciendo. Sé también que es pecado embriagarme, pero lo hago. Sé que es pecado odiar, pero odio al otro. Sé que es pecado murmurar, pero sigo hablando mal de los demás. Sé también que es pecado recordar las ofensas que otros me han hecho, pero me niego a borrarlas y las tengo siempre presentes. Sé que es pecado el desenfreno, insultar o fumar, pero me dejo vencer por esos vicios.

Así somos tentados desde la izquierda, con la forma visible de la maldad.

Tentaciones que vienen desde la derecha

La tentación que viene desde la derecha es de dos clases: La primera es cuando creemos en sueños y visiones. Esta es la forma que utiliza el maligno para encandilarnos. Los demonios se “disfrazan” con la imagen de Cristo, de la Virgen María, de algún jerarca de la Iglesia, de algún mártir, así como dice el Apóstol Pablo: “El maligno se enmascara en forma de ángel de luz”.

Cuando creemos en esas representaciones y sueños, estamos siendo tentados desde la derecha. De igual forma, somos tentados desde la derecha cuando hacemos algún bien, pero con un propósito malicioso y no para gloria de Dios, sin humildad. Esto sucede cuando construimos algo sobre bases de oscuridad.

(Traducido de: Arhimandrit Ilie Cleopa, Ne vorbește Părintele Cleopa, ediția a II-a, volumul VI, Editura Mănăstirea Sihăstria, Vânători-Neamț, 2004, pp. 30-32)