Palabras de espiritualidad

La madre de nuestras almas

  • Foto: Silviu Cluci

    Foto: Silviu Cluci

Sabiendo que la Madre del Señor no es solamente la mamá del Señor, sino también la nuestra, pensamos en las caractarísticas maternas de la Virgen María hacia los fieles que hacen lo que ella dice que hagan.

“¡Alégrate, tú que eres llena de Gracia, el Señor está contigo!”. Eso dijo el ángel, y es lo mismo que decimos nosotros. Por eso es que tenemos el gozo de poder honrar a la Madre del Señor.

Nosotros recibimos a la Madre del Señor tal como nos la presenta la Iglesia. La guardamos en nuestra alma con devoción, en la medida en que seamos piadosos, y nos esmeramos en seguir el ejemplo de la Virgen María con respecto al Señor, en cuanto a nuestro amor a los demás y en el silencio que genera el hecho de que tenemos pocas palabras de la Madre del Señor en el Santo Evangelio.

Tenemos a la Madre del Señor como ejemplo de piedad hacia quienes imploran su auxilio. Así, sabiendo que la Madre del Señor no es solamente la mamá del Señor, sino también la nuestra, pensamos en las caractarísticas maternas de la Virgen María hacia los fieles que hacen lo que ella dice que hagan, es decir, quienes obedecen a nuestro Señor Jesucristo.

(Traducido de: Arhimandritul Teofil Părăian, Maica Domnului, Raiul de taină al Ortodoxiei, Editura Eikon, Cluj-Napoca, 2003, p. 28)