La maravillosa presencia de los santos en nuestra vida
A la mañana siguiente, al despertarse, el hombre observó que ya no tenía ningún dolor. Al contrario, se sentía completamente sano.
Un hombre que sufría de grandes dolores en el bajo vientre y había empezado a orinar sangre, fue llevado de urgencia al hospital. Luego de hacerle los exámenes de rigor, el médico le dio la terrible noticia de que lo que tenía era un cáncer avanzado en la vejiga urinaria.
Estando internado, una noche el hombre tuvo un sueño en el que se le apareció la Madre del Señor, junto con San David de Eubea y San Juan el Ruso. En su sueño, el hombre le preguntó a la Virgen: “¿San Juan el Ruso vino para sanarme?”. Y ella le respondió: “No, no será él quien te sane, sino San David”.
A la mañana siguiente, al despertarse, el hombre observó que ya no tenía ningún dolor. Al contrario, se sentía completamente sano. El médico ordenó que inmediatamente le hicieran una nueva ronda de exámenes, los cuales confirmaron que la enfermedad había desaparecido por completo.
(Traducido de: Viaţa-minunile-acatistul Cuviosului David din Evvia, Editura Egumeniţa, pp. 84-85)
