La mediocridad empieza cuando se termina el Paraíso
Eva acepta intentar salvarse de una forma más sencilla que la propuesta por Dios, con un ejercicio mucho más simple que el propuesto por Dios.
El padre Emiliano de Simonos Petra relata, en su Catequesis, como fue que se llegó a esa caída, en la que “la serpientita de turno” vino a molestar a Eva. La mediocridad empieza cuando se termina el Paraíso. Si queremos evitar la mediocridad, debemos residir todo el tiempo en el Paraíso y adaptarnos a las condiciones y exigencias de ese lugar.
La pobre Eva no hizo más que dejarse tentar; el padre Emiliano decía que fue tentada con una “tentación claramente divina”.
¿Qué le dijo la serpiente? “A ver si te entendí bien... ¿Estás diciendo que tú debes cuidar de este jardín? ¡Pero si podemos hacer una divinización rápida!”. Algo así como preparar un “cafe instantáneo”, si me permiten usar la idea. “Mira, sólo tienes que comer el fruto de aquel árbol y verás cómo en el momento te vuelves como Dios, porque, de hecho, Él no ha querido revelarles a ustedes Su plan de deificación.”
Y Eva cae en la tentación de la deificación fácil. Cae presa de la deificación por medio de la mediocridad. Rechaza seguir el plan de Dios y se adapta al del demonio. Eva acepta intentar salvarse de una forma más sencilla que la propuesta por Dios, con un ejercicio mucho más simple que el propuesto por Dios.
(Traducido de: Părintele Constantin Necula, Cum să ieșim din mediocritate, Editura Agnos, Sibiu, 2014, pp. 8-9)