La mejor manera de tomar las ofensas de los demás
En vez de enojarse, aquel hombre aceptaba las ofensas del otro, tomándolas como si fueran una simple broma. Y con esto obtuvo lo más valioso que existe: la Gracia de Dios.
Si alguien se burla de ti y se echa a reír, tómalo con calma y sin enfadarte. Considéralo, por ejemplo, como si fuera una inocente broma, y así podrás sortear con facilidad cualquier malentendido y evitarás cualquier riesgo de caer en pecado.
Voy a ponerte un ejemplo: cuando trabajábamos en el campo, el monasterio les pagaba a dos laicos para que nos ayudaran en todas esas labores. Uno de ellos era muy diestro en la agricultura, en tanto que el otro era barbero de profesión y recién estaba empezando a conocer las labores del campo. El primero era más joven que este último y, a pesar de ello, lo atormentaba llamándole “comilón”, dando a entender que era bueno solamente para comer y no para trabajar. Este, sin embargo, era una persona afable y hasta inocente, a pesar de ser mayor y tener diez hijos. Decía. “¿Para qué enfadarme cuando me llama ‘comilón’? ¡Que me llame como quiera! ¡No me molesta para nada!”. Es decir que, en vez de enojarse, aceptaba las ofensas del otro, tomándolas como si fueran una simple broma. Y con esto obtuvo lo más valioso que existe: la Gracia de Dios.
(Traducido de: Arhimandritul Athanasie, Egumenul Sfintei Mănăstiri Stavrovouni, Lumină lină și tainică în negura zilelor noastre. Starețul Gherman Stavrovouniotul, traducere de Mircea Ștefan, Editura Doxologia, Iași, 2016, p. 137)