La mente que es iluminada en la oración
Movida hacia las realidades profundas sobre Dios, la mente recibe revelaciones puras y claras acerca de Él.
La oración pura tiene dos estados: uno activo y otro contemplativo. El primero nace en el alma desde el temor de Dios,y el segundo brota del amor divino y de la pureza total del corazón. Los signos del primer estado son estos: cuando la mente, apartada de todos los pensamientos mundanos, como si Dios mismo estuviera presente —y en verdad lo está—, ora sin distraerse ni agitarse.
En cuanto a los signos del segundo estado, se manifiestan cuando, en el fervor de la oración, la mente es arrebatada por la luz divina e infinita, y ya no se percibe ni a sí misma ni a nada de lo creado, sino solamente a Aquel que, por amor, obra en ella esta iluminación. Entonces, movida también hacia las realidades profundas sobre Dios, recibe revelaciones puras y claras acerca de Él
(Traducido de: Sfântul Maxim Mărturisitorul, 400 de cugetări creștine, trad. Cuviosul Paisie Velicicovschi, Editura Credința Strămoșească, 1998, p. 62)