Palabras de espiritualidad

La misión del cristiano en un mundo lleno de pecado

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

Ahora, cuando abundan las palabras y el mundo se ha hastiado de ellas, lo que la gente quiere son pruebas. Por eso, llevar una vida moral, cuidadosa y coherente siempre ha sido importante; pero hoy lo es aún más, porque de esa manera cumplimos nuestra misión.

Hoy, más que nunca, la verdad y la realidad se han ido oscureciendo cada vez más, y el engaño se enseñorea por todas partes. Nosotros, los pocos creyentes que quedamos, tenemos la responsabilidad de levantar la cruz por el resto de la humanidad. Porque ya no es posible que Dios, el Verbo, vuelva a venir y repita el drama de Su encarnación y de Su sacrificio. Eso ocurrió una sola vez. Pero ese drama continúa en los miembros de la Iglesia, que somos nosotros. Las personas de hoy —que, lamentablemente, en su gran mayoría viven engañadas— necesitan ver algo real. Y sobre todo ahora, cuando abundan las palabras y el mundo se ha hastiado de ellas, lo que la gente quiere son pruebas. Por eso, llevar una vida moral, cuidadosa y coherente siempre ha sido importante; pero hoy lo es aún más, porque de esa manera cumplimos nuestra misión.

Nuestro Señor Jesús nos dijo: “Id y enseñad a todas las naciones”. Pero, ¿a dónde podemos ir hoy para encontrarlas y enseñarles con la palabra? Hoy en día, la gente escucha, se informa por los medios, ve cosas en la televisión... pero eso no alcanza.

Lo que verdaderamente tiene que pasar es que las personas vean que el Evangelio se vive de manera concreta, real. Y eso no lo van a ver en ningún otro lado, sino sólo en los cristianos fieles.

(Traducido de: Fragment din volumul „Cuvinte de mângâiere” de Gheron Iosif Vatopedinul, în curs de publicare la Editura Doxologia)