La moral del amor y la moral del deber
El amor está más allá de cualquier división entre bien y mal. El deber es la incansable separación entre lo que está bien y lo que está mal.
La moral del deber es la moral del siervo y el esclavo. La moral del amor es la moral del hombre. La palabra “deber” es una ofensa al amor. El amor no debe nada, pero da todo. Lo único que desconoce el amor es el deber. “Amor” es la única palabra antes de “pecado”, “deber” es la única palabra después de “pecado”. El amor da, el deber te hace deudor. El amor ha extendido su razón más allá de los límites del cosmos; es por eso que pareciera que no piensa. El deber reduce su razón a las cosas y los sucesos; por eso parece que piensa. El amor ha extendido su acción más allá de los límites del tiempo; por eso parece que no es activo. El deber ha limitado su acción a los días y a los acontecimientos: por eso parece activo. El amor está más allá de cualquier división entre bien y mal. El deber es la incansable separación entre lo que está bien y lo que está mal. En tanto forma parte de las nubes, el agua no se puede dividir en agua limpia y agua sucia. Sin embargo, cuando cae en ríos y pantanos, entonces sí que se le puede dividir en agua limpia y agua sucia. Lo mismo pasa con el amor: cuando cae, divide todo en bueno y malo, y mide todo con la medida del deber. El pecado echa al amor de su propia casa y hace que el deber entre en una casa que no es la suya.
(Traducido de: Sfântul Nicolae Velimirovici, Gânduri despre bine și rău, Editura Predania, București, 2009, p. 148)