Palabras de espiritualidad

La necesidad de la contrición

  • Foto: Stefan Cojocariu

    Foto: Stefan Cojocariu

Aunque nuestros pecados nos sean perdonados, toda la vida debemos recordarlos y llorar por ellos, para mantener la compunción de corazón”.

El arrepentimiento debe ser permanente. Debemos arrepentirnos. Es debido que el hombre experimente la contrición “en todo momento”, hasta morir, porque luego será demasiado tarde: “¡Arrepentíos mientras quede tiempo!”; “Aunque nuestros pecados nos sean perdonados, toda la vida debemos recordarlos y llorar por ellos, para mantener la compunción de corazón”; “No lo hice y perdí la contrición, cosa que habría de provocarme un gran sufrimiento por parte de los demonios”, dice San Siluano.

El hombre necesita de la contrición hasta su último aliento. Aunque se haya hecho digno de ver la gloria de Dios, la humildad lo exhortará al arrepentimiento: “Aunque el Señor le enaltezca todos los días hasta los Cielos y le demuestre la Gloria celestial en la que mora (...), aún así, el alma humilde, formada por la experiencia, dirá: (...) Tuya es la Gloria de los Cielos, Señor; lo mío es, al contrario, llorar por mis pecados... El Señor ha sido muy misericordioso conmigo, por eso me concedió entender que debo llorar toda la vida por mis faltas. Este es el camino del Señor.”

(Traducido de: Jean-Claude Larchet, Dumnezeu este iubire – Mărturia Sfântului Siluan Athonitul, Editura Sophia, p. 236)