Palabras de espiritualidad

La obediencia en la vida de San Agapito de Colciu

    • Foto: Oana Nechifor

      Foto: Oana Nechifor

Todo cristiano debe ataviar su vida con la fe y la sumisión a la voluntad de Dios. Tal como se ve en la vida de San Agapito, Dios enaltece a quienes le son fieles y obedientes.

Todo cristiano debe ataviar su vida con la fe y la sumisión a la voluntad de Dios. Tal como se ve en la vida de San Agapito, Dios enaltece a quienes le son fieles y obedientes. Siendo un joven novicio, San Agapito fue apresado por un grupo de piratas, quienes se lo llevaron a Asia, para después vendérselo a un árabe. Durante doce años, Agapito soportó pacientemente aquel estado de esclavitud, orando con fervor a la Madre del Señor para que lo ayudara a volver a su monasterio. Una noche, la Santísima Virgen se le apareció y le dijo: “Levántate y dirígete sin temor al Santo Monte Athos, a donde te espera tu stárets”.  Así lo hizo Agapito. Cuando el stárets lo vio volver, se entristeció profundamente, creyendo que el joven había huído de su amo. Y le dijo estas palabras: “Hijo Agapito, aunque hayas engañado a tu señor, a Dios no lo puedes engañar. En el Día del Juicio tendrás que rendir cuentas del dinero que tu patrón pagó para que le sirvieras. Así, tienes que regresar para seguir sirviendo fielmente a tu amo”.

Agapito, como el hijo pródigo, se apresuró y volvió a Asia, presentándose ante su señor, a quien le relató todo lo sucedido. Al escuchar el testimonio de Agapito, el árabe se quedó sorprendido, vencido por lo excelso de la conducta cristiana. Entonces, pidió poder conocer al stárets, mentor y padre espiritual del hermano Agapito. Algún tiempo después, aquel árabe llegaba al Santo Monte, acompañado por sus dos hijos. Los tres fueron bautizados y, posteriormente, tonsurados como monjes. Y se quedaron en el Santo Monte para siempre, llevando una vida de templanza, ayuno y obediencia, primero bajo la guía del anciano stárets, y después bajo la conducción de Agapito. Así, aquellos que antaño habán sido unos salvajes propietarios de esclavos, por amor se hicieron obedientes a sus antiguos siervos, fieles a la voluntad de Dios, y completamente sumisos a San Agapito.

(Traducido de: Sfântul Nicolae VelimiroviciProloagele de la Ohrida, vol. I (ianuarie-iunie), traducere Mihaela Grosu, Editura Egumenița, 2005, pp. 252-253)