Palabras de espiritualidad

La obediencia que nos lleva a la salvación

  • Foto: Ioana Zlotea

    Foto: Ioana Zlotea

Sin la obediencia es imposible servirle bien a Dios. Esta es la razón por la cual la santísima obediencia fue plantada por Él en tres lugares: en el Cielo, en el Paraíso y en la tierra.

La divina obediencia es algo tan necesario para entablar una verdadera relación con Dios, que sin ella es imposible servirle bien a Él. Esta es la razón por la cual la santísima obediencia fue plantada por Dios en tres lugares: en el Cielo, en el Paraíso y en la tierra. En los Cielos, es decir, entre los poderes celestiales; en el Paraíso, en los primeros hombres creados, y en la tierra, en los santos discípulos y apóstoles del Señor.

También en estos tres lugares brotó el fruto de la bendita obediencia, y el fruto de la tres veces maldita desobediencia. En los Cielos, todos los poderes celestiales, sometiéndose voluntariamente a Dios, se hicieron dignos, iluminados por el Espíritu Santo, de morar eternamente en aquel lugar. Sin embargo, el demonio, a pesar de pertenecer al rango de los ángeles, con su rebeldía renegó de la obediencia y, envaneciéndose, fue echado de los Cielos junto con todos los apóstatas del mismo rango.

(Traducido de: Sfântul Paisie de la NeamțCuvinte și scrisori duhovnicești, Editura Doxologia, Iași, 2010, p. 89)