Palabras de espiritualidad

La obra redentora realizada por Cristo

  • Foto: Oana Nechifor

    Foto: Oana Nechifor

¡Cuando se trata de salvar un alma, todo es tomado en cuenta! Los insultos, los golpes, las ofensas —que, en el fondo, no son más que expresiones del odio diabólico— son revertidos y utilizados por Dios para sanar el alma de la enfermedad del orgullo y de la gula, mientras que la enfermedad del cuerpo es enviada por Él a Sus elegidos, para ofrecerles una preciosa perla espiritual: el recuerdo de la muerte.

Misteriosa y llena de sabiduría esiritual es la enorme obra redentora realizada por el Hijo de Dios en el mundo. ¡Cuando se trata de salvar un alma, todo es tomado en cuenta! Los insultos, los golpes, las ofensas —que, en el fondo, no son más que expresiones del odio diabólico— son revertidos y utilizados por Dios para sanar el alma de la enfermedad del orgullo y de la gula, mientras que la enfermedad del cuerpo es enviada por Él a Sus elegidos para ofrecerles una preciosa perla espiritual: el recuerdo de la muerte. Y en el momento en el que el cristiano se ha reconciliado con esa idea, siendo capaz de decir, junto al Apóstol, “Deseo separarme del cuerpo y unirme a Cristo”; en ese momento, ha roto el último hilo con el que el egoísmo le unía al mundo del pecado.

Analizando esta divina terapéutica, podemos hacer la siguiente analogía: las enfermedades espirituales, provocadas por la caída del hombre primordial en pecado, son sanadas por las enfermedades del cuerpo que, finalmente, no son sino el resultado del mismo pecado. Este caso es semejante a sanar a un hombre que había sido mordido por una serpiente, vertiendo en su herida veneno de otra serpiente, así como se hace en África; o con sanar la mordida de un perro rabioso, con los agentes de la misma enfermedad.

(Traducido de: Arhimandrit Paulin Lecca, Adevăr și Pace, Tratat teologic, Editura Bizantină, București, 2003, p. 56)